En el ámbito del diseño digital es muy común encontrarse con nombres de áreas profesionales que en ocasiones resulta complicado distinguir: diseño de interacción, diseño de interfaz, usabilidad, experiencia de usuario o arquitectura de la información son solo algunos ejemplos. Pero, ¿qué es cada cosa y en qué consiste?
Sería interesante hacer una pequeña investigación para poder definir mejor cada campo y su relación con el resto. No obstante, este proyecto lo dejamos para más adelante. Hoy vamos a profundizar en la arquitectura de la información para desentrañar este concepto y saber bien de qué hablamos cuando lo utilizamos.
¿Arquitectura?, ¿información?, ¿cómo funcionan estas dos palabras en la misma frase? Seguramente lo primero que nos viene a la cabeza al escucharlas son ideas como “organización”, “estructura” o “clasificación”. Pero, para entenderlo mejor, acudamos antes de nada a la bibliografía en búsqueda de la definición “oficial”:
"La Arquitectura de la información es el arte y la ciencia de dar forma a entornos informacionales con el objetivo de promover la findability y la usabilidad."
Rosenfeld, Morville y Arango (2015)
Por lo que entrevemos, se trata de favorecer que los usuarios ENTIENDAN un entorno informacional para que puedan así ENCONTRAR lo que buscan.
De acuerdo, pero, ¿a qué se refieren exactamente estos autores cuando hablan de “entornos informacionales”? Básicamente, a muchas de las cosas que nos rodean, no solo en el terreno digital sino también en la dimensión más analógica de nuestras vidas: son entornos informacionales las webs y apps con las que interactuamos a diario, las intranets, los videojuegos, la TV y hasta el cajero del banco. Pero también lo son prácticamente todos nuestros electrodomésticos, un mapa, la biblioteca del barrio, los parkings y los aeropuertos.
Si interactuamos con cualquiera de estos entornos es porque tenemos la necesidad de encontrar algo o de llevar a cabo una determinada tarea. De ahí la importancia de que cuenten con una buena arquitectura de la información.
Ahora ya tenemos algo más claro lo que es esta disciplina. Pero, ¿cómo se aplica en el día a día de un diseñador?
Para profundizar en este tema, es importante saber que la arquitectura de la información no solo engloba el concepto de “organización”, sino que también se aplica a la “navegación”, el “etiquetado” y la “búsqueda” de un entorno informacional.
Estos son precisamente los 4 sistemas de los que hablan Rosenfeld y Morville (considerados los padres de esta disciplina) en su libro Information Architecture: For the Web and Beyond (considerada la biblia de este área):
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Sistema de organización
Hace referencia a cómo se estructura y categoriza la información para facilitar su acceso y comprensión por parte de los usuarios. Incluye, por ejemplo, el menú de navegación de una web, con sus categorías y subcategorías. Organizamos la información para que los usuarios encuentren las respuestas que buscan, y también para darles contexto que les ayude a entender esas respuestas.
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Sistema de navegación
Aborda las relaciones que se establecen entre los distintos contenidos para facilitar el tránsito de los usuarios y garantizar su orientación. Un buen sistema de navegación permite a los usuarios saber dónde están, a dónde pueden ir y también volver atrás. Además, proporciona contexto y confianza para que continúen explorando.
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Sistema de etiquetado
Se refiere a la representación de la información a través de etiquetas (texto y/o iconos). En este sentido, el objetivo de las etiquetas es transmitir el significado que representan de manera eficiente, ocupando el espacio estrictamente necesario en la página y en la mente de los usuarios.
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Sistema de búsqueda
Aplica a cómo facilitar la localización de la información. El sistema de búsqueda ayuda a los usuarios a buscar y encontrar información.
Como ya se puede deducir, definir la arquitectura de la información de una app o de un sitio web es una tarea compleja. Por eso, para abordarla es fundamental partir de un enfoque centrado en el usuario utilizando técnicas de investigación que nos permitan diseñar un entorno realmente útil para las personas que lo van a utilizar.
Algunas esas técnicas son aplicables también a otros ámbitos del diseño, como por ejemplo los tests con usuarios o la evaluación heurística. Pero además, existen técnicas específicamente orientadas a arquitectura de la información, como es el caso del Card Sorting y del Tree Testing.
El Card Sorting es un método que nos permite saber cuál es la manera óptima de estructurar y etiquetar la información analizando los modelos mentales de los usuarios. Por otro lado, con el Tree Testing es posible evaluar una estructura jerárquica con el objetivo de analizar si contribuye a que los usuarios encuentren lo que buscan.
El enfoque de estas técnicas puede variar en función del tipo de negocio y del ciclo de vida del activo. Además, ambas nos pueden proporcionar tanto resultados cuantitativos como cualitativos, lo que sin duda contribuye a enriquecer el valor de los insights extraídos. No obstante, analizar en detalle cómo plantear, ejecutar y explotar estos dos procedimientos es tan interesante como extenso, así que, por ahora, lo dejamos para otro post y acabamos con un “continuará”…
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*Fuentes:
Rosenfeld, L., Morville, P. y Arango, J. (2015). Information Architecture: For the Web and Beyond. O’Reilly.